Ya en la época de Cervantes, Firenze estaba considerada una de las más importantes ciudades del mundo desde el punto de vista de la cultura y del arte.

Firenze
Vida de Miguel de Cervantes
El Licenciado Vidriera
Los Trabajos de Persiles y Sigismunda

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Contentóle Florencia en estremo, así por su agradable asiento como por su limpieza, sumptuosos edificios, fresco río y apacibles calles. Estuvo en ella cuatro días…
(El licenciado Vidriera, Miguel de Cervantes Saavedra)

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Don Quijote no estuvo en Firenze, pero la citó

En Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia que llaman de Toscana, vivían Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos y principales, y tan amigos que, por excelencia y antonomasia, de todos los que los conocían los dos amigos eran llamados.
(Don Quijote I, 33-35 – Novela del Curioso Impertinente)

Otras citas de Firenze en la obra de Cervantes

Casi en este mismo instante resonó en sus oídos el son de infinitos y alegres instrumentos que por los valles que la ciudad rodean se estendían, y vieron venir hacia donde ellos estaban escuadrones no armados de infantería, sino montones de doncellas, sobre el mismo sol hermosas, vestidas a lo villano, llenas de sartas y patenas los pechos, en quien los corales y la plata tenían su lugar y asiento, con más gala que las perlas y el oro, que aquella vez se hurtó de los pechos y se acogió a los cabellos, que todos eran luengos y rubios como el mismo oro; venían, aunque sueltos por las espaldas, recogidos en la cabeza con verdes guirnaldas de olorosas flores. Campeó aquel día y en ellas, antes la palmilla de Cuenca que el damasco de Milán y el raso de Florencia.
(Los Trabajos de Persiles y Sigismunda III, 6)

Olvidábase de decir cómo Soldino había aconsejado a las damas francesas que siguiesen el camino derecho de Roma, sin torcerle para entrar en París, porque así les convenía. Este consejo fue para ellas como si se le dijera un oráculo; y así, con parecer de los peregrinos, determinaron de salir de Francia por el Delfinado, y, atravesando el Piamonte y el estado de Milán, ver a Florencia y luego a Roma.
(Los Trabajos de Persiles y Sigismunda III, 19)