Beteta

En la Herrería de Santa Cristina, que hoy pertenece a Carrascosa, tuvo unas rentas sobre unas fraguas Luis de Molina. El hombre estaba casado en segundas nupcias con Isabel de Cervantes, hija de una relación precedente al matrimonio del escritor con Catalina de Palacios (ver Esquivias). No hay documentos que demuestren sin duda una visita de Cervantes a este lugar, pero el hecho está considerado bastante probable.
Además, como testimonian las Relaciones de los pueblos de España de Felipe II, la Sierra de Cuenca era fuente de la madera utilizada por la construcción de las casas manchegas, y cruzada tantos por los caminos de esta recogida de material que por las Cañadas Reales utilizadas por los pastores,  guardados hasta la actualidad. Una razón más para pensar que Cervantes tenía que conocer este territorio, cruzado por el mismo Don Quijote en su recorrido hacia Zaragoza.

La extracción del hierro en esta mina comenzó en la época prerromana, aproximadamente en el siglo VI a.c. Se quedan restos de castros íberos en sus alrededores a testimonio de su explotación, y se conoce la utilización de este material por griecos y romanos, que lo utilizaron sobre todo para realizar herramientas y armas, desarrollando una importante metalurgia y orfebrería.
En la Edad Media el Rey Alfonso VIII de Castilla concedía a la ciudad de Cuenca la gestión sobre todas las explotaciones mineras, citando expresamente las de hierro y plata: “En primer lugar, doy y concedo a todos los habitantes de la ciudad de Cuenca y a sus sucesores, Cuenca en todo su término; es decir con sus montes, fuentes, pastos, ríos, salinas y minas de plata, hierro o cualquier otro metal”.
De los siglos XVI y XVII, momento en que la actividad en la mina debió ser intensa, se conservan documentos de cesión para la explotación del mineral en Cueva del Hierro.  El siglo XVIII marca una periodo de apogeo de las herrerías de la Sierra de Cuenca, muy activas y repartidas por todos los pueblos de la comarca.
La mina cerró su explotación en los años 60, pero lleva ya casi 20 años abierta al público a través de una iniciativa turística de la empresa La Covonda, que disfruta de una concesión del Ayuntamiento.  De esta manera nuestros visitantes pueden disfrutar de la historia milenaria de la que es sin duda una cavidad única.
(fuente: http://www.cuevadelhierro.com/)

El Castillo de los Siete Condes no es un castillo como tal, sino un castro celtíbero del que se puede disfrutar de una vista impresionante. De la antigua construcción, probablemente excavada en la roca, quedan restos. Pudo ser una fortaleza o un punto de vigilancia.

(fuente: http://aytobeteta.es)
De origen árabe, el Castillo de Rochafrida de Beteta perteneció a los Albornoz, a los Carrillo y durante una temporada al maestre santiaguista don Enrique de Aragón, el Nigromántico. Fue reformado durante el siglo XIX en ocasión de las guerras carlistas: se reformó su interior y sus defensas, y fue convertido en polvorín.
La muralla que bajaba desde el castillo por el cerro llegaba a rodear la población de Beteta. Desde aquí se puede subir a pie o en automovil.

En la Plaza Mayor de Beteta destaca la arquitectura típica serrana, con sus balconadas y soportales realizados en madera.

El Museo Etnológico de la Laguna Grande nació en 1986 por iniciativa de la Asociación de alta montaña Laguna Grande, con el fin de dar a conocer las tradiciones laborales y los instrumentos utilizados por los antepasados, sobre todo en el campo de la ganadería y de la agricoltura.